
«¿AsĂ es? Este es un beso de verdad.â
Cesare susurrĂł en voz baja seductora y besĂł las mejillas y la frente sonrojadas de Claudia varias veces.
«Eh⊠⊠.â
La conciencia aĂșn estaba confusa.
«¿Estås dispuesta a amarme un poco?»
SoplĂł un aliento caliente en su oĂdo. Junto con la sensaciĂłn de cosquilleo, se extendiĂł una dulce estimulaciĂłn, haciendo que sus hombros temblaran.
Si sigues lo que hace…
Su mente obstinada puede sentirse aliviada.
En ese momento, la voz maldita que habĂa sido clavada como una cuña en lo mĂĄs profundo de su corazĂłn reviviĂł.
«No hay ningĂșn hombre en ninguna parte que quiera a una mujer desvergonzada como tĂș».
Claudia volviĂł en sĂ.
Exprimiendo la poca fuerza que le quedaba, se apartĂł de los brazos de Cesare.
âEl corazĂłn humano, no es tan fĂĄcil⊠⊠.â
Contrariamente a mi intención de hablar con arrogancia, salió una débil voz de llanto.
DecidiĂł no abrir su corazĂłn a nadie por el resto de su vida, no confiar en nadie y vivir en su propio caparazĂłn…
Cesare mirĂł a Claudia con pena.
«Bien⊠Realmente no es fĂĄcilâ.
Es humillante sentir lĂĄstima por los demĂĄs.
Cuando Claudia volviĂł la cabeza, su mano acariciĂł suavemente su cabello despeinado.
âNo seas amable conmigo.â
âPorque siento que mi corazĂłn estĂĄ latiendo la alarma y mi determinaciĂłn estĂĄ a punto de romperse.â
âNi siquiera necesito simpatĂa.â
âPero el tiempo lo dirĂĄâ.
MirĂł a Cesare en un ataque de calor.
âNo, el sucio escĂĄndalo me seguirĂĄ por el resto de mi vida. Te convertirĂĄs en el hazmerreĂr del paĂs como el que se casĂł con la escandalosa princesaâ.
Estaba molesta y las lĂĄgrimas brotaron de sus ojos.
PensĂł que sus lĂĄgrimas ya se habĂan secado, entonces, Âżpor quĂ© estĂĄ tan emocionada?
«No me importa».
Cesare respondiĂł con calma.
Estaba enojado por la cara bien arreglada llena de calma.
âSĂ, lo harĂas. Para ti, rey de un pequeño paĂs, el contacto con el gran paĂs Godhardt serĂĄ tan precioso como eso. Incluso si soy una mujer sucia, soy la princesa de Godhardt. Debe ser algo que valga la pena usar para ti.â
Sabe que estĂĄ diciendo algunas cosas desagradables.
Cesare escuchĂł en silencio con una expresiĂłn dura en su rostro.
Sus ojos azules parecĂan brillar no con ira, sino con profunda tristeza.
Se odiaba a sĂ misma por escupir palabras vacĂas. Agotada, Claudia se encogiĂł de hombros y mantuvo la boca cerrada.
Una gota de lĂĄgrima se formĂł en el rabillo del ojo y corriĂł por su mejilla.
«¿Eso es todo lo que quieres decir?»
Cesare, que habĂa hablado en voz baja, gritĂł lentamente hacia la puerta de la sala de audiencias.
âÂĄEckhart!
La puerta se abriĂł en silencio y, sin hacer ruido, entrĂł el secretario Eckhart y se arrodillĂł frente a los dos.
«¿Llamaste?»
âSu Alteza debe estar cansada por el largo viaje. MuĂ©strale la sala VIP, prepara un baño y sĂrvele una comida nutritivaâ.
«Seguiré tu orden».
Cesare le susurrĂł al oĂdo a Claudia, que estaba parada allĂ sin expresiĂłn.
«Hablemos de eso de nuevo mĂĄs tardeâ»
«Una historia⊠⊠.â
Cuando estaba a punto de responder, Cesare me besĂł en la frente con un ruido.
«Oh⊠⊠.â
Comportarse vulgarmente delante del secretario… Mientras fruncĂa el ceño, de repente sonriĂł. Era una expresiĂłn tan seductora.
«Entonces nos vemos luego, mi amor».
SintiĂł que su corazĂłn estaba siendo apretado con fuerza. No saliĂł ninguna voz.
Dio media vuelta y saliĂł de la sala del trono.
CambiĂł de lugar con Cesare y Lily entrĂł trotando.
âAh, princesa. En este momento, el rey Stazen me elogiĂł y dijo: «EstĂĄs trabajando duro para servir fielmente a mi preciosa persona». Ăl es verdaderamente un Rey maravilloso y bueno.â
Claudia dejĂł escapar un suspiro absurdo mientras miraba a Lily, cuyos ojos brillaron al recordar sus mejillas.
‘Se comportĂł deliberadamente de manera amistosa frente al vasallo y la dama de compañĂa. DespuĂ©s de todo, era un hombre astuto.â
Reprendiéndose a sà misma, trató de sacar a Cesare de su mente.
Sin embargo, cuando lo condujeron a la espaciosa y lujosa sala VIP, cuando se bañó lujosamente en una bañera de mĂĄrmol llena de agua tibia y cuando tuvo una cena que se veĂa y sabĂa exquisita, el toque de su rostro y sus besos se mantuvieron juntos.
-Tarde en la noche.
Frente a un espejo de tocador rodeado de herramientas de marfil delicadamente talladas, Lily peinĂł el cabello rubio platinado de Claudia.
Claudia se quitó el corsé y se puso solo un negligé de seda fina y finalmente se calmó con una sensación de libertad.
âLa habitaciĂłn era bonita y la comida era realmente lujosa. El Rey es mĂĄs hospitalario de lo esperado.â
Lily dijo con un poco de emociĂłn.
âSu Majestad el Rey de Stazen debe haberse enamorado de la princesa. Espero que la princesa finalmente sea feliz ahoraâ.
Claudia en el espejo enarcĂł las cejas.
«¿QuĂ©? Lily, ÂżquĂ© acabas de decir?â
Lily respondiĂł con una sonrisa.
«La princesa es una ‘persona preciosa’ para Su Majestad el Rey Stazen, Âżno?»
«¿De quĂ© estĂĄs hablando? Lo que quiere decir con «preciosa» es diferente del significado habitual. ÂĄNo digas nada extraño!â
Lily se estremeciĂł ante la temerosa respuesta de Claudia.
«SĂ⊠⊠.â
Claudia se sorprendiĂł de su enfado.
«Suficiente por ahora. Vas a la habitaciĂłn de al lado. DescansarĂ© sola.â
«Si, buenas noches.»
Lily se despidiĂł y se fue.
Como de costumbre, la lĂĄmpara de aceite del dormitorio estaba encendida.
Porque no puede dormir cĂłmodamente en la oscuridad.
Claudia se metiĂł en una cama grande con dosel.
El edredĂłn de plumas mullidas parecĂa cĂłmodo para dormir.
Sin embargo, el cuerpo estaba cansado, pero los ojos estaban claros. No pude dormir en absoluto.
Mi cabeza estaba llena de pensamientos sobre Cesare.
‘ÂżQuĂ© estĂĄ pensando? Dado que ella es una esposa a la que conocĂ solo por su utilidad, no hay necesidad de pretender deliberadamente que se aman. Incluso si intentara actuar, serĂa inĂștil. De todos modos, el mundo difundirĂĄ rumores ridĂculos de que el sincero rey Stazen cayĂł en la tentaciĂłn de la princesa Godhardt, que estĂĄ acostumbrada a los hombres.â
El año pasado, miró todo con un giro y pensó masoquistamente.
Era una niña inocente y honesta hasta que estalló el escåndalo.
Mientras pensaba en esto y aquello, Claudia se quedĂł dormida.
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