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Lentamente miré la mano extendida y levanté la mirada. Allí se encontraba Latban, perfectamente vestido con una túnica de color blanco y dorado, como la mía. Ante la aparición de una persona que era muy poco probable que estuviese aquí, no pude decir nada por un momento y solo lo miré.
«¿Por qué estás aquí?»
No debería estar aquí cuando el mismo había dicho que no protegería a la Santa en esta Reunión de Oración. Entonces, ¿por qué de repente este hombre se encontraba aquí extendiéndome su mano? Bajó la cabeza levemente y con rostro inexpresivo me dijo:
«Es mi deber proteger a la Santa».
Esas palabras me recordaron a cómo era Latban en el libro. No puedo creer que regresara para cumplir con su deber hasta el final, a pesar de que despreciaba tanto a la Santa.
Miré la mano que me estaba extendiendo. Su mano grande que la mayoría de las veces solía sostener una espada tenía cicatrices ásperas que no eran posibles de curar ni siquiera con el Poder Sagrado.
Levanté la cabeza y lo miré. Estaba quieto esperando a que yo tomara su mano. Sus ojos negros con los que me miraba mostraban determinación. Una vez más, el pasillo sin fin me llamó la atención. Miré hacia allí durante mucho tiempo antes de poner mi mano sobre su mano.
Quizá algún día esta mano mate Yvelina y me asesine a mí.
Lentamente, agarré la punta de su dedo. Al contrario de su apariencia fría, su temperatura corporal se sentía cálida. Le sonreí suavemente.
«Por favor, cuide de mí, Sir Latban».
Aunque algún día puedas matarme, tomaré tu mano hasta que lleguemos al final de este pasillo.
***
La Reunión de Oración comenzó con el fuerte sonido de una trompeta. La gente se aglomeraba alrededor de la puerta del Templo por la mañana. La Plaza Central, que solía estar desierta, se llenó de gente en poco tiempo. No es exagerado decir que vino gente de todos los lugares del continente.
No solo se encontraban personas vistiendo ropas del Imperio, el lugar más cercano al Gran Templo. Sino también personas que todavía llevaban ropa hecha de piel que no era adecuada para esta temporada fresca. Por otro lado, algunas personas vestían ropas tan ligeras que parecían desnudas.
Podía escuchar a las personas que se perdieron entre la gente gritando en busca de los demás, y había quienes cantaban el himno del Templo en voz alta sin ocultar su emoción. El ruido apenas disminuyó cuando sonó el repique de la campana que anunciaba el comienzo de la primera ceremonia.
‘Asombroso’.
Eso era todo en lo que podía pensar mientras miraba a la multitud a través de las ventanas cerradas. Cuando miré por primera vez alrededor del Gran Templo, me sorprendió su tamaño. Cuando escuché la cantidad de personas que vivían adentro, me quedé aún más asombrada porque su escala que estaba más allá de mi imaginación. Pero ahora, una vez más estaba sorprendida por la multitud que se reunió para llenarlo.
La personas que asistían a esta Reunión de Oración no recibirían ningún dinero o bienes por parte del Templo. Todos eran fieles creyentes de Dios. Por lo tanto, usaron su propio dinero solo para venir a este lugar con una fe desbordante.
‘No puedo creer que todas estas personas hayan venido’.
Nunca había tenido la oportunidad de contar a tanta gente, así que ni siquiera sabía cuántas personas estaban allí. Hay más personas de las que recordaba haber visto en las noticias de mi vida pasada, calculé y conté a mi disposición, que era más de 100.000 personas o incluso podían ser más.
‘Y dijeron que incluso había más personas que no podían ingresar al Templo y estaban afuera’.
Si eso es así, entonces habría cientos de miles de personas que asistieron a esta Reunión de Oración. Pronto comenzó el canto del coro y el sonido de sus canciones se extendió entre la gente como olas. Quizás porque era un himno básico que todo el continente conocía, la escena en la que todos cantaban juntos como uno era tan magnífica que me puso la piel de gallina.
Mientras observaba como todos cerraban los ojos con una expresión solemne y cantaban el himno, volví a pensar en la posición que tenían Dios, la Santa y el Gran Templo en este mundo.
‘La fe absoluta y el respeto de quienes viven en el continente’.
Ese es el sentimiento general que tiene la gente del continente hacia la Santa. No sé por qué, pero comencé a creer en el Dios que no me ayudó en mi vida pasada, pero que al menos en este mundo, su poder era evidente.
‘Tal vez sea porque se dijo que los demonios aparecen en tierras paganas’.
En la tierra de los que no adoran a Dios, los demonios aparecen constantemente. Y aunque también aparece en las tierras de los que adoran a Dios, el número muestra una diferencia marcada con el de la tierra de los paganos. Y cuando aparecen, los Caballeros del Templo van hasta allí para lidiar con los demonios.
«Debido a que los demonios odiaban el Poder Sagrado, se decía que todas las espadas de los caballeros fueron bendecidas por los sacerdotes».
Recordé el Poder Sagrado que vi cuando abrí la puerta del pasaje secreto. Con tal poder visible de Dios, la fe en este mundo es absoluta inevitablemente. Además, el poder tiene que ver con sus vidas.
Me sorprendió de nuevo que Yvelina se comportara de esa manera. La gente tiende a tratar de satisfacer las expectativas de las personas que la rodean. Y así es como yo solía hacerlo.
“No eres como otros niños. Eres la primera que no se queja de esta larga hospitalización».
Cuando mi médico a cargo me felicitó diciendo estas palabras, mis padres mostraron una leve sonrisa como si estuvieran orgullosos de mí. Después de eso y hasta el momento de mi muerte, nunca me quejé. Para no quedarme corta con sus expectativas.
No era odioso ni difícil. Si actuaba de esta manera, la gente a mi alrededor me amaría más y estaría orgullosa de mí, por eso estaba dispuesta a hacerlo. No estaba mal querer verse mejor ante quienes te aman.
Pero, ¿por qué Yvelina…?
Incluso yo tenía miedo de desviarme de las expectativas de unas pocas personas. Sin embargo, Yvelina hizo caso omiso a las expectativas de esas personas y de todo el continente. Ni siquiera cambió su actitud al ver que las expectativas fallidas se convertían en decepción e ira. Por el contrario, comenzó a volverse aún más retorcida.
En cierto modo, pensé que era muy valiente. Con solo pensar de que todos los que están reunidos en la Plaza me maldicen y me acusan, un sudor frío definitivamente recorre mi espalda. Mientras miraba por la ventana pensando en esto, escuché que llamaban a la puerta desde afuera. Al escuchar el sonido, Latban, que también se encontraba dentro de la habitación, abrió la puerta. Los sacerdotes, que esperaban afuera, inclinaron la cabeza y dijeron:
«La última ceremonia del día está por comenzar».
«… Entiendo».
Finalmente llegó el momento. Los rostros de los sacerdotes también se veían tensos.
«Hasta ahora, no ha ocurrido nada problemático».
Cuando me paré frente a la gente desde la terraza, me preocupaba que algo como una flecha volara desde muy lejos.
«Sin embargo, sabía que no iba a suceder».
El Poder Sagrado de la Santa se puede usar de diferentes maneras. Y entre ellos, se encontraba la barrera protectora que sirve para protegerse a uno mismo de los ataques externos y también una de las virtudes más básicas del Poder Sagrado. Si hay un ataque, la Santa podría protegerse con su Poder Sagrado, por lo que una espada, un arco u otras armas no podrían hacerle daño a la Santa.
‘Pero eso es lo que sucedería si yo fuera la verdadera Yvelina’.
Curiosamente, los recuerdos de Yvelina no mostraron nada acerca de cómo usar su Poder Sagrado. Por lo tanto, todavía no puedo usar ningún poder que no sea el Poder Sagrado que aparece automáticamente. Si alguien me ataca en este momento, no tengo más remedio que quedarme indefensa.
‘Afortunadamente, no habrá ningún ataque porque la gente no lo sabe’.
También se creía que asistiría a la última ceremonia.
«Me pondré en camino».
Latban habló con los sacerdotes, luego se paró a mi lado nuevamente y extendió su mano. Algunos de los sacerdotes no ocultaron sus expresiones de sorpresa ante las acciones de Latban. Tras sufrir tal insulto, parecían conmovidos de que Latban, siguiera cumpliendo con sus funciones hasta el final. Me paré a medio paso de él, sintiendo el calor de su mano cuando la tomé.
«Sería mejor mantener la distancia tanto como sea posible».
Entonces Latban me miró por un momento.
‘¿Debería retroceder un poco más?’
Sin embargo, cuando traté de dar medio paso más, tiró de mi mano. Por eso, tuve que caminar junto a él sin alejarme más.
“¡Santa! ¡Santa! ¡Por favor bendíceme!»
“¡Me tomó dos meses llegar aquí! Y esperé esta semana frente al Gran Templo y finalmente pude dar un paso adelante. ¡Por favor, dale una bendición a mi hijo!»
Mientras bajaba a la Plaza Central, los gritos de la gente sonaban en mis oídos como un trueno. Los caballeros y los sacerdotes los bloqueaban desesperadamente. Pero tan pronto como apareció la Santa, sus esfuerzos no parecían ser suficientes para detener a todas las personas que se acercaban en cantidades aterradoras.
Frente a esta situación, Latban le ordenó a los caballeros que estaban a mi alrededor que fortalecieran su guardia nuevamente. Entonces los caballeros respondieron vigorosamente, diciendo: «Entendido». Detuvieron a las personas que se acercaban, sin mostrar signos de fatiga. Gracias a esto se hizo un camino por el que apenas pude pasar.
Cuando comenzamos a avanzar por ese camino, la gente se acercó a los Caballeros y gritó nuevamente pidiendo oraciones de bendición. Mientras dudaba al mirar esas manos, el sacerdote, que caminaba frente a mí antes, se acercó y me susurró en voz baja.
“Si no quieres, arreglaré para que la procesión junto a ellos como el año pasado. Considerarán la mayor gloria de sus vidas el sólo ver a la Santa en persona…»
«… Está bien».
No es que no quiera hacerlo. Más bien, estaba pensando en cómo llegar a la mayor cantidad de personas posible. Entre las personas que se acercaron a mí, muchas parecían enfermas. El Poder Sagrado cura las heridas o el veneno. Pero con la enfermedad, solo puede mejorar temporalmente la condición, y no puede curar por completo. Especialmente a aquellas enfermedades causadas por la vejez. Tal vez sea porque no podemos resistir lo que viene naturalmente según la providencia creada por Dios. Pero la gente todavía se aferraba a él a pesar de que sabían ese hecho.
Recordé a la señora que estaba en la cama junto a mí en el hospital.
«No hay cura para mi enfermedad».
La señora, que hablaba tranquilamente, envió un correo electrónico a la estación de radio que siempre escuchaba. Tal vez porque tenía mala suerte, pero incluso después de enviarlo decenas de veces, su historia no salió a la luz. Luego, finalmente, se presentó la historia de la dama. La dama, siempre aletargada, escuchó en ese momento el espectáculo con ojos relucientes y el rostro sonrojado.
Al remitente de nuestra carta. Aunque esté enferma ahora, no pierda la esperanza de que pueda recuperarse.
Ahora que lo pienso, no era una gran historia. Sin embargo, la señora escuchó repetidamente la voz grabada del DJ. Incluso en el momento en que ingresó a la unidad de cuidados intensivos, estaba sonriendo. Sabía que la transmisión no podía curar su enfermedad, pero le dio esperanza y paz a la dama.
Levanté la cabeza y miré las manos que se extendían hacia mí. Si puedo darles esa paz, aunque no sea la verdadera Santa, entonces me acercaré a todos los que pueda. Tan pronto como traté de acercarme pensando eso, el final de la fila colapsó y alguien rodó por el suelo. Como resultado, la capucha que llevaba el hombre se cayó y la gente a mi alrededor gritó durante un rato y retrocedió. Bajo la capucha, se encontraba el rostro de un anciano lleno de arrugas. Y una piel escabrosa llena de enfermedades desconocidas. El anciano me miró, se inclinó y suplicó.
“¡Santa! ¡Por favor, dame una oración de bendición!»
Miré al anciano y le dije a Latban.
«Comandante Latban, ¿traerlo hacia mí?»
A juzgar por la situación, parecía que si me acercaba de inmediato, más personas se aglomerarían y causarían disturbios. Debido a mis palabras, Latban trató de llamar a otro Caballero, pero cuando se dio cuenta de que no había nadie a quien llamar, se dio la vuelta.
Y fue cuando.
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