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Perspectiva de León
«Mmm…»
Miré la carta que tenía en la mano. La carta, con todo tipo de adornos coloridos, indicaba que fue enviada por un gran hombre. Y efectivamente fue asi porque el remitente de la carta era mi padre, el Emperador del Imperio.
Pensé en cuántas personas habrían visto esta carta antes de que llegara a mis manos. No importaba cuán estricta fuera la seguridad, seguramente está sería abierta. Demostrando que no había cartas que no se pudieran abrir. El espía podía estar al lado del Emperador, podía estar entre los mensajeros o puede estar a mi lado.
‘No confíes en nadie’. Esa fue la primera enseñanza que me había dado Emperador y también fue la enseñanza más importante que recibí de él.
Yo sabía que mi padre se volvía honesto frente a una sola persona. El Emperador solía ser sincero frente a la Emperatriz, que aún vivía en reclusión después de dar a luz.
‘Ella no era una flor hermosa’.
Ser honesto no era algo necesariamente bueno. El Emperador, que se enamoró de la Emperatriz desde el primer momento en que la vio, le cortó el cuello a su prometido y la puso a su lado. Su amor permanece sin cambios incluso hasta ahora. Una vez al mes, el Emperador visita a la Emperatriz que vive sola en un palacio un poco alejado de la capital. La gente alaba al Emperador por no tener una sola concubina y visita todavía a la Emperatriz, y envidia a la amada Emperatriz. Sin embargo, yo sabía que solo una persona estaba maldiciendo su amor.
‘No logras suicidarte’.
Sonreí amargamente cuando recordé a mi madre, quien gritaba o intentaba escapar, mientras lloraba, cada vez que el Emperador la visitaba.
Afortunadamente, mi madre no me odiaba. Al contrario, estaba bastante agradecida por mi nacimiento. La Emperatriz estaría complacida con cualquier cosa que pudiera desviar la mirada del Emperador de ella. Después de mi nacimiento, el Emperador invirtió mucho tiempo en mi crianza. Por lo tanto, la Emperatriz ganó la libertad.
En el año en que sufrí mucho, el Emperador temió que mi enfermedad se extendiera a la Emperatriz. Además, no visitó el Palacio de la Emperatriz durante un mes porque se preocupaba de perder a su único sucesor. Cuando volví a ver a mi madre después de recuperarme de la enfermedad, la Emperatriz me abrazó y lloró, diciendo que estaba muy agradecida de poder estar libre durante un mes. El problema fue que esa noche ella trajo la manta que había usado un sirviente enfermo y me cubrió con ella.
Al darse cuenta de esto, el Emperador sonrió y le dijo a la Emperatriz.
«No puedo evitar preocuparme por el futuro del Imperio cuando la Emperatriz y el Príncipe Heredero están tan enfermos. Así que creo que necesitamos un sucesor más».
Entonces vi como el rostro de mi madre, se volvía más pálido que mi cuerpo. El Emperador nunca tendría la intención de tener un sucesor que no fuera de la Emperatriz. Desde entonces, yo nunca mas había estado mas enfermo en el Palacio de la Emperatriz.
Me desperté de mis recuerdos por el sonido chirriante que estaban haciendo las patas de la silla. Mis ojos se dirigieron de nuevo a la carta.
«¿Cómo te va en el Gran Templo? La Emperatriz te extraña».
Me reí al ver la carta, en ella parecía que la Emperatriz estaba realmente preocupada por su hijo. Por supuesto, lo que estaba escrito en la carta era verdad. Sin mí, el Emperador pasaría más tiempo con la Emperatriz. Sin embargo, sabía que el Emperador no sólo envió esa carta para transmitir ese hecho.
‘¿Me estaba regañando?’
Hasta ahora, el Emperador nunca me había enviado una carta así. El hecho de que yo estuviera aferrado a la Santa ya debe haber llegado a oídos del Emperador, por lo que el Emperador habría estado esperando mi victoria. Pensando que su hijo, que siempre había ganado, volvería esta vez con lo que claramente quiere.
Al pensar esto solté un gruñido, me levanté y arrojé la carta a la chimenea donde estaba el fuego. La carta pronto se volvió negra y crujió. Yo, que lo había estado mirando durante mucho tiempo, salí de la habitación. Mis subordinados me siguieron, pero yo les hice un gesto con la mano para expresar mi deseo de estar solo.
Estaba perdido en mis pensamientos, mientras caminaba por todo el área sin rumbo fijo.
No puedo quedarme en el Gran Templo. Soy el Príncipe Heredero del Imperio y algún día tengo que regresar. Ahora que el Templo está en calma en todo el Continente, esta relajación es posible. Pero si hay una disputa con otro reino, probablemente tendría que aferrarme a ella por un tiempo.
‘Así que antes de eso, tengo que terminar mi trabajo aquí’.
Solté un breve suspiro. ¿Quién podría saber que encontraría en el Gran Templo lo que más quería y esto había comenzado solo por diversión? Dado que hasta ahora había obtenido fácilmente todo lo que quería, este sentimiento desconocido de luchar con la Santa que parece que no puede ser atrapada por mí ha sido desagradable y agradable al mismo tiempo.
Mi mirada que estaba enfocada en el alto edificio del Gran Templo, se detuvo en la pared del Templo. Mientras me apresuraba un poco hacia la pared, pude ver que allí estaba Latban, mirando al cielo.
«No sabía que tenías un pasatiempo de apreciar el cielo… Es hermoso».
Hablé con Latban mientras él miraba el cielo del atardecer. Sin embargo, Latban continuó mirando hacia arriba y no me dio ninguna respuesta.
¿Qué hay por ahí?
Miré hacia el lugar que estaba mirando Latban. Era difícil ver bien debido al viento que soplaba, pero cuando miré detalladamente durante mucho tiempo, pude ver algo que parecía ser un punto desde muy lejos. Al principio, me pregunté si era un pájaro, pero no existir un pájaro que no se moviera en un lugar así.
«Suspiro…»
Latban no dijo nada, pero podía adivinar qué era. Era obvio que era, si Latban le está prestando atención.
«… ¿Está Lina con Aslan?»
Cuando Latban me escuchó llamar a la Santa como un amigo, me miró una vez y luego volvió a mirar al cielo. Miré al cielo con mi barbilla apoyada en la pared. Si él estuviera frente a mí, podría decir algo, pero no puedo hacerlo porque está lejos. Al ver que no se movió durante mucho tiempo, pensé que era un alivio.
Si Aslan quisiera, podría llevarse a la Santa en cualquier momento. Pero no lo hizo. Debido a que él no solo quería el cuerpo de la Santa.
¿Acaso era solo Aslan? ¿Latban y yo no queríamos estar en su corazón?
«Aquí vamos».
Yo que estaba pensando más allá de la situación, giré mi cuerpo contra la pared.
Tengo que hacer un esfuerzo para ganarme su corazón. Y no puedo perder esta oportunidad, en este momento estoy en una posición más ventajosa que Latban y Aslan para ayudar a la Santa.
Miré a mi alrededor. Este no era el momento para comportarme de esta manera. Tenía que hacer lo que la Santa me pidió que hiciera. Justo a tiempo, vi a unos Caballeros patrullando el muro y unos sacerdotes caminando desde el otro lado.
«Estas personas deberían ser suficientes espectadores».
Miré a la gente y me acerqué de inmediato a Latban. Luego levanté mi puño y golpeé a Latban mientras miraba el cielo, sin dudarlo.
Escuché las exclamaciones de sorpresa de la gente mientras se acercaban a mí junto con el sonido de sus pasos. Me encogí de hombros una vez más hacia Latban, quien me fulminó con su mirada mientras se pasaba el dorso de su mano por sus mejillas rojas, y luego volvió a mirar al cielo.
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Esto fue todo lo que me pidió la Santa.
«¿Cuándo hice eso?»
Miré a Latban con sorpresa. En su mejilla izquierda, había una marca de mano roja que cualquiera podría notar de un vistazo. Probablemente León era el primer hombre en hacer una marca de mano en el rostro del Comandante de los Caballeros del templo, como si fuera una herida fatal.
Ante mis palabras, León me habló con una mirada de resentimiento.
«Si quieres que duden de Carl, tienes mucho que hacer, Lina».
Entonces León miró a Latban como diciéndole que se diera prisa y que él hablara también.
«¿No lo crees? ¿Latban?»
Ante las palabras de León, Latban asintió como si este fuera el caso. Accidentalmente señalé con mi mano el comportamiento de los dos.
‘Por supuesto que le había pedido a León que estuviera del mismo lado que Carl’.
Sin embargo, no pensé que la cara de Latban estaría así. No sabía que él elegiría este método.
Me acerqué a Latban y miré su rostro. Le hice señas para que se agachara un poco, y Latban se inclinó sin dudarlo y me mostró su rostro. Cuando lo vi de cerca, pude ver con más claridad lo mucho que León lo golpeó con todas sus fuerzas. Su piel bronceada no sólo tenía señal de enrojecimiento, sino también con moretones oscuros que aparecían en algunos lugares.
«¿Cómo pudiste hacer esto…?».
Murmuré y puse mi mano en la mejilla de Latban. Entonces Latban se puso un poco rígido y cerró los ojos. Pude ver sus pestañas largas y gruesas temblando. Cuando estaba concentrando mi atención sobre el rostro de Latban, una luz azul surgió de mis dedos.
«¡……!»
El Poder Sagrado en las yemas de los dedos envolvió la mejilla herida de Latban. La luz azul, que había estado revoloteando como una caricia, pronto desapareció. En el lugar donde desapareció mi Poder Sagrado, solo se encontraba el rostro limpio de Latban, como si no hubiera sido herido. De alguna manera me gustó y mientras trataba de tocar su mejilla, Leon gritó:
«¡Yo también me lastimé!»
León, que gritó de esa manera, rápidamente se acercó a mí y me tendió la mano. La parte inferior de su mano, que antes era blanca, se volvió roja. Creo que pronto luciría como el rostro de Latban.
«Al parecer es verdad».
León parecía atónito por mis palabras.
«¿Pensaste qué era mentira?»
«No, no es así… No sabía que la persona que lo golpeó se lastimaría tanto».
«¿Acaso no es porque el rostro de Latban es grueso y fuerte?»
Latban simplemente se encogió de hombros ante sus palabras. Bueno, ser fuerte no era un insulto para un Caballero. León de alguna manera se molestó más por la expresión relajada de Latban.
«Quiero pedir tratamiento… No puedo».
Después de que dijo eso, León suspiró profundamente. Fue como el había dicho. Latban podía recibir tratamiento, pero León no. El necesita tener las marcas de golpear a Latban cuando se encuentre con Carl.
Para derribar a Carl, les pedí a los tres hombres que hicieran cosas diferentes.
Aslan creó pruebas para acusar a Carl de usar maná, y Latban asumió el papel de mostrarle a todos lo que Aslan había preparado. Y finalmente, le pedí a León que persuadiera a los sacerdotes confundidos. Y entre ellos a Carl.
Latban y Aslan no deberían quedar fuera de todo esto, pero los otros dos también estuvieron de acuerdo en que la carga de León era la mayor. Y ellos sabían bien que solo León podía hacer ese trabajo.
‘Pero no sabía que él usaría este método…’.
Leon mostró su confrontación con Latban y dijo que se quedaría con Carl. En ese momento, pensé que podría estar tratando de discutir frente a la gente, pero ¿quién sabía que pelearía así? Pero no podía culpar a León. Después de ver la cara de Latban, claramente no podía creer que Latban y León estuvieran del mismo lado.
‘Parece que estás siendo sincero’.
Seguí mirando a León, quien miró mi mano con dudas. Entonces, León incluso sopló su mano como si fuera la persona más lastimosa del mundo. La apariencia de León me hizo sonreír. León le dijo a Latban, quien me estuvo mirando por un rato.
«Entonces, ¿por qué no dejas de que los demás vean que la Santa fue amable contigo? ¿No deberías mostrar tu cara recuperada aquí y allá?»
Después de escuchar las palabras de León, Latban me vio. Pensé por un momento y asentí con la cabeza hacia Latban. Luego el miró a León una vez más y salió de la habitación sin decir mucho.
«Latban se fue sin dudarlo».
Latban debe haberlo notado.
Respondí así y miré directamente a León.
«¿Hay algo que quieras decirme en un espacio en donde no se encuentre Latban?»
León me sonrió.
«Fue tan obvio».
«Para ser honesta… Sí «.
Hasta ahora, León siempre había mantenido secretos. Por lo tanto, era difícil saber lo que quería de una vez. Lo único que dijo directamente sin retractarse fue cuando dijo lo que sentía por mí, lo que era difícil de llamar una confesión.
Entonces no pudo darse la vuelta lo suficiente para notar al Latban algo indiferente de una vez. ¿Qué diablos estaba tratando de decirme en ausencia de Latban?
Estaba un poco nerviosa, junté mis manos y esperé lo que León me quería decir. Luego me preguntó algo que nunca había esperado.
«¿Recuerdas algo sobre Alik?»
En ese momento, mis lágrimas brotaron de repente.
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Algo me dice que ahora necesito una imagen para Alik
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