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Cuando mi pecho y su pecho entraron en contacto y sólo los separaba una fina tela, sentí como su corazón latía mucho más lento que el de los humanos. Su mano, que había sujetado mi cintura, de repente se metió dentro de mi túnica.
«Aslan. Ahora, espera… ¡Sí!»
Una mano fría se cernió sobre mi pecho y lo agarró suavemente. Su toque se concentró en tocar mi pezón, como si lo estuviera disfrutando continuamente mi pezón se levantó y Aslan agarró el extremo ascendente con su dedo y lo frotó.
«¡Oh, sí! ¡Si lo sostienes así…!»
¿Será porque había pasado un tiempo desde que no recibía este estímulo que mi cuerpo reaccionó rápidamente a las sensaciones que recuerda? El continuo juego de manos de Aslan me dejó sin aliento rápidamente.
Traté de alejarme de él, pero Aslan rodeó mi espalda con fuerza con su otro brazo. Ahora, aunque sus brazos habían vuelto a su forma humana, de alguna manera sentí que estaba rodeada por las extremidades de una enorme bestia. Pero no sentí miedo.
Después de mover mi cuerpo una y otra vez. Me relajé y me apoyé sobre el pecho de Aslan. Estaba claro que cuanto más intentaba alejarme de él, más fortalecía su agarre.
¿Estaba satisfecho con mi comportamiento? Su mano, que había estado acariciando un poco mi pecho, se movió suavemente. Su mano, que parecía disfrutar de mi pecho como si le perteneciera, bajó.
«Suspiro…»
Mientras trataba de recuperar el aliento por un momento, Aslan habló:
«Solo hay un maná que puedes abrazar».
Aslan, que lo dijo en voz muy baja, se apartó un poco y me bajó la túnica. Cuando la ropa cayó sin poder evitarlo y el aire fresco tocó mi piel expuesta, sentí un escalofrío. Aslan tocó mi cuerpo y levantó su dedo. Sus dedos se ubicaron sobre mi estómago plano y dibujaron un gran círculo.
«Aquí, solo el mío».
La sensación de sus dedos moviéndose como si estuvieran a punto de tocar la piel me dejó sin aliento aún más que antes. Además, cuando me di cuenta de cuál era el único maná que podía abrazar, mi rostro se calentó.
No fui la única que se quedó sin aliento. Antes de que me diera cuenta, pude sentir como su miembro se agitaba entre mis piernas y se levantaba violentamente como si fuera a entrar inmediatamente. Cuando nos quedamos sólo los dos, pensé vagamente que ese momento podría llegar, pero mi cuerpo se agitó de nuevo al sentir su proximidad a mi parte inferior.
«… No creo que estés haciendo esto a propósito».
Entonces Aslan emitió un sonido desesperadamente paciente. En lugar de alejarme de él, mi movimiento pareció ser más estimulante. Él quitó la mano que se encontraba sobre mí estómago y tiró de mi trasero con ambas manos.
Mi trasero, que podía sentir plenamente su majestuosidad más allá de la tela, se movió con fuerza y presionó hacia abajo. Giré mi cabeza porque esto fue más vergonzoso que cuando mi apariencia fue desordenada. Él se movió lentamente con una risa baja. Aunque sabía que sus genitales no entrarían porque estaba usando ropa, su cuerpo era tan fuerte como antes de entrar de mí.
El sonido del roce se escuchaba cada vez más fuerte a medida que la ropa se frotaba. Sus ojos rojos brillaron peligrosamente al mismo tiempo que su empuje hacia abajo se hacía cada vez más grande. Me precipité a hablar con él porque me di cuenta de que a este ritmo, después de que él me rasgara la ropa no me dejaría ir sino hasta por la mañana.
«Quiero aprender magia».
Él dejó de moverse después de lo que dije, que fue casi como un grito. ¿Se dio cuenta de que no quiero hacer nada más que esto ahora? Él enterró su rostro en la parte de atrás de mi cuello, y solo mucho tiempo después, preguntó con voz molesta.
«Tal vez sea posible si tu Poder Sagrado desaparece por completo. Pero algo como eso no te puede pasar a ti como Santa».
Cuando mi Poder Sagrado desaparezca por completo…
Contuve mi aliento sin darme cuenta. Afortunadamente, en ese momento, Aslan me dijo esto mientras su rostro seguía enterrado en mi cuello. Gracias a esto, pude disfrazar mi sorpresa como si se debiera a sus acciones. Aslan me dio un pequeño mordisco con sus labios y me preguntó:
«¿Por qué estás tan interesada en el maná?»
«Solo… pensé que sería muy conveniente y útil aprende…».
Eso era cierto. ¿Acaso no sería de mucha ayuda si pudiera usar magia cuando perdiera todo mi Poder Sagrado en el futuro?
‘Incluso si no fuera por Aslan, me gustaría poder aprender a usar el maná’.
Mientras estaba perdida en mis pensamientos, él me volvió a preguntar:
«¿Qué quieres hacer con el maná?»
No pude pensar en ninguna respuesta a su pregunta. Además, ahora no podía decirle más tarde mi Poder Sagrado desaparecería completamente más tarde, y que pensaba que el maná me ayudaría en ese momento. Mientras intentaba encontrar una respuesta adecuada, pude ver la puesta de sol a través de la ventana.
«Oh… quiero poder volar en el cielo como tú…».
Un día, le pregunté a Aslan la razón por la que tenía que entrar por la ventana. En ese momento, él me dijo que se sentía cómodo flotando en el cielo. Y por supuesto, la gente no podría verlo.
«¿Quieres hacer eso?»
Ante mi respuesta, Aslan pareció un poco desorientado y pronto sonrió.
«¿Entonces por qué no me lo dijiste?»
Y al momento siguiente, Aslan me abrazó con fuerza y sentí como mi mundo giraba.
Al principio, no pude entender qué había sucedido. No alcancé a ver nada porque mi rostro estaba enterrado entre sus brazos. Sin embargo, mis otros sentidos se volvieron más sensibles porque mi visión estaba bloqueada.
Lo primero que sentí fue su pecho firme y el olor de una montaña lejana en el viento. A continuación, sentí un viento salvaje que parecía tirar de mi cabello y una sensación vertiginosa de caer sin fin.
«¡……!»
Ni siquiera pude gritar porque sentí que iba a vomitar.
‘Estoy cayendo’.
Solo ese pensamiento estaba en mi cabeza. En medio de mis ganas por sobrevivir, abracé desesperadamente a Aslan. El sonido de la ropa agitándose violentamente por el viento golpeó mis oídos. ‘¿Qué está haciendo Aslan? ¿Y qué pasa conmigo?’
Cuando estaba tratando de recomponerme de alguna manera, descubrí que ya no sentía la sensación de que todo mi cuerpo estaba cayendo.
«Está bien. Levanta tu rostro».
En medio del sonido de mi cabello revoloteando y el sonido del viento golpeando mis oídos, escuché la voz amigable de Aslan. Pero no pude levantar mi rostro fácilmente. Como si sintiera lástima por mí, me abrazó con uno de sus brazos como para indicarme que nunca iba a soltarme. Su otra mano tocó cuidadosamente mi cabello y me dio unas palmaditas en el hombro para tranquilizarme.
Exhalé lentamente ante el golpeteo que me recordó los lentos latidos de su corazón. Mi cuerpo, que había estado tan rígido que me sentía entumecida debido al nerviosismo, se enderezó lentamente. Cuando levanté un poco mi rostro, me encontré con su mirada.
¿Él notó mi mirada de resentimiento? Mi mirada que parecía cuestionarlo acerca del porqué me hizo esto. Entonces, Aslan sonrió y besó mi frente.
«Gira la cabeza, es lo que querías ver».
«¿Qué demonios…? ¡Ahhh! ¡ha! ¡ha!».
Como él había dicho, en el momento en que giré mi cabeza, me volví a quedar sin palabras. Pude ver un sol que desapareció rociando luz por todo el Continente. El color rojo profundo e intenso, del que solo se puede decir que es «ardiente», impregnaba todos los rincones del Continente. Ni siquiera pude exhalar imprudentemente ante la vista magnífica y abrumadora.
No era solo un cielo veloz. Las luces rojas, amarillas y azules se superpusieron y se tiñeron con colores indescriptibles. Al otro lado del sol moribundo, el cielo nocturno azul oscuro con pequeñas estrellas ilumina el paisaje de otro color. Era todo el color del cielo.
Sosteniendo a Aslan, vi la grandeza de la naturaleza extendiéndose por encima de mi cabeza y bajo mis pies.
Un mundo de grandes maravillas que no se puede considerar como un mundo en un libro.
A la distancia pude ver el Gran Templo debajo de nosotros. El enorme espacio, que no se podía ver de un vistazo cuando estaba en el suelo, era solo una marca blanca un poco más grande que las uñas cuando se veía desde un lugar alto en el cielo.
Hasta ahora solo había estado allí.
Incluso si salí, solo salí a buscar una daga. En ese momento, estaba lleno de cosas interesantes y novedosas, ¿y cuántas cosas nuevas hay más allá de ese horizonte?
«¿Qué opinas?»
Aslan me preguntó, mientras yo todavía no podía hacer ningún sonido. Mirando el horizonte que se extendía por la luz y los rastros de humanos en el suelo, de alguna manera me atraganté y respondí:
«Te envidio».
«¿Eh?»
¿No era la respuesta que él tenía en mente? Pareció desconcertado por un momento.
«Te envidio. Todos los días… Puedes ver cosas como esta. Todas las mañanas, todas las noches… puedes ir a cualquier parte…»
Tenía tanta envidia de Aslan que no podía soportarlo. Él había estado viviendo durante mucho tiempo y siempre había visto esto durante ese tiempo. Y por eso lo envidiaba. Lo envidiaba a él que podía ver y vivir estas cosas bonitas mientras iba al lugar que quisiera sin preocuparse.
Mis ojos se pusieron rojos mientras miraba la puesta de sol. Quería culpar a la luz deslumbrante del sol y al viento vertiginoso por esto, pero sabía mejor que nadie que no era por eso.
No puedo creer que sea un sentimiento de celos lo que eventualmente tengo frente a esta majestuosa belleza.
Levanté mi rostro de nuevo, presionando mis ojos con el dorso de mi mano. Este era un espectáculo que no sabía cuándo podría volver a verlo de nuevo. Así que no podía perderme ni un solo momento. Pero la mano de Aslan cubrió mis ojos. Traté de apartar su mano, pero como siempre, no se movió.
«No los cubras».
Hablé con una voz un poco enojada, pero Aslan todavía no quitó su mano que cubría mis ojos.
«No lo hagas».
Finalmente, tiré de su mano. Pero sus manos no se movieron.
El sol estaba coloreando el cielo creando un color diferente en cada momento, y el hecho de que extrañara ese momento incluso un poco me puso nerviosa.
«¿Qué sucede contigo?»
Finalmente, dije estas palabras enojada. Entonces Aslan me susurró al oído:
«Eso mismo te pregunto. ¿Por qué estás tan nerviosa?»
«Eso es porque no puedo verlo a menos que sea ahora. No lo sabrás porque lo todos los días, pero yo…»
«También puedes verlo todos los días».
«¿Qué? ¿cómo…?»
Sorprendida por sus palabras, levanté mi cabeza. Aslan finalmente bajó su mano que cubría mis ojos. Su cabello rojo brillaba en la puesta de sol. Sus ojos rojos que contenían el sol me miraban sin temblar.
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