
Ā Ā Ā Ā Ā Ā Este final no afecta a otras misiones.
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2. No empieces.
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Comenzando la misión final oculta «Emperatriz».
Las misiones restantes seguirƔn incompletas.
Rutas incompletas: Robert Juran, Kairos Arielle Rothschild, Siger y Nadrika.
ĀæEmperatriz?
Miré al Emperador frente a mà con los ojos muy abiertos.
«Esa perra loca», dije.
«¿Qué ocurre?»
”Ding!
El Emperador te estÔ esperando. Sus sentimientos pueden cambiar dependiendo de dónde te encuentres con él. ¿Dónde vas a ir?
1. El dormitorio del Emperador.
2.El palacio de la Emperatriz.
3. Los jardines del palacio.
Arielle eligió los jardines del palacio, un lugar que yo conocĆa muy bien. ĀæCómo no iba a hacerlo? Si no me hubiera interpuesto antes, habrĆa sido el lugar donde Arielle y el emperador tuvieron su primer encuentro romĆ”ntico. TambiĆ©n fue el lugar donde le advertĆ adecuadamente a Arielle por primera vez.
Tuve que dirigirme allĆ inmediatamente.
«”A través de!»
Una vez que tomĆ© una decisión, no habĆa razón para esperar mĆ”s.
***
ĀæEse era realmente el plan? ĀæMatar a la Emperatriz y ocupar su lugar? El Emperador estaba loco, pero Arielle tambiĆ©n. Si no podĆa ser la próxima Emperadora, ĀæquerĆa entonces convertirse en Emperatriz? ĀæCasarse con su propio medio hermano?
ĀæPor quĆ© diablos querĆa eso? ĀæQuiĆ©n eres, quĆ© eres y quĆ© diablos quieres realmente? ĀæNo ves lo desesperado que estoy por seguir con vida?
Al menos estÔs viva. PodrÔs seguir con vida y vivir en paz. No es necesario que te apresures, entonces, ¿por qué?
«¿Por qué lo hiciste?» Lloré en el momento en que vi a Arielle parada dÔndome la espalda.
«Oh, ¿entonces has venido?»
Ā«Di-dije, ”¿por quĆ© lo hiciste?! Ā”Apenas la conocĆas!Ā» Dije con voz ahogada. Incluso yo me di cuenta de que sonaba asustado e impaciente. Arielle se volvió hacia mĆ con una sonrisa torcida.
«¿Entonces estÔ bien si es alguien que conozco?» ella preguntó.
DeberĆa haberme dado cuenta de que ella me habĆa estado esperando y que habĆa dicho: Ā«Oh, Āæentonces has venido?Ā». «¿QuĆ©?Ā» Yo dije.
«¿No importa si es alguien que conozco?»
«Arielle, sabes que eso no es lo que quise decir».
Estaba empezando a llover. Limpié las gotas que comenzaban a deslizarse por mi frente hasta mis ojos. Arielle se quedó quieta con su largo cabello suelto, sin siquiera notar la lluvia. Sus ojos rojos eran claros y penetrantes mientras me miraba. Sentà como si realmente me estuviera viendo por primera vez.
Ā«HermanaĀ», dijo Arielle, dando un paso hacia mĆ.
«¿Por qué estÔs aqu�»
Algo se sintió mal.
«¿Viniste a verme? ¿Cómo pudiste saber que estaba aqu�»
«¿QuĆ©? ĀæCrees que es extraƱo que sepa lo que estĆ”s haciendo? No es como si yoāĀ»
Ā«DejĆ© por una ventanaĀ», dijo Arielle con un resoplido. Ā«Me escabullĆ por la ventana. Les dije a todos los demĆ”s que me dirigĆa al palacio de la Emperatriz. Nadie me vio, estoy seguro de ello. E incluso si de alguna manera supieran eso… Literalmente acabo de llegar aquĆ. Nunca Le dije a cualquiera adónde iba, pero viniste del palacio de la Emperatriz y llegaste aquĆ al mismo tiempo que yoĀ».
No habĆa nada que decir.
«”A la mierda todo esto!» ella maldijo en voz baja, luego lentamente levantó la cabeza para mirarme. Sus mejillas estaban tan pÔlidas como siempre, pero sus ojos brillaban extrañamente.
«¿Preguntaste por quĆ© lo hice? En serio… Nunca me has ocultado nada, Āæverdad?Ā» Sonaba hueca y ni siquiera se molestó en limpiarse las gotas de lluvia que le caĆan por la cara. «”No puedo creer que no lo haya descubierto!Ā» gritó furiosamente mientras se inclinaba, enterrando su rostro entre sus manos. Ella gimió para sĆ misma, su voz baja y primitiva.
«Arielle», comencé.
Ā«No estaba segura al principio, ya sabes… pero cuando abrĆ los ojos, estaba solo. PensĆ©, Ā”ah, lo logrĆ©! Ā”Soy el personaje principal!Ā»
Era la primera vez que hablaba de esto e inconscientemente contuve la respiración, presa de la sensación de que esto era algo que no podĆa atreverme a pasar por alto.
«”Lo tendrĆa todo! Ā”Yo! Ā”Finalmente! Ā”Me clasificaron! Ā”Fue pura satisfacción! Y ahora… Ā”Todo no significaba nada!Ā»
Me quedƩ callada.
«¿Por quĆ© no dices nada? ĀæDisfrutaste metiĆ©ndote conmigo? ĀæTe burlaste de mĆ a mis espaldas, pensando que era tan estĆŗpida e ignorante? No, ni siquiera necesito preguntar, lo hiciste. Ā”Estoy segura de que sĆ!Ā»
Arielle pisó fuerte, haciendo que el barro volara en todas direcciones. Estaba tan agitada que ni siquiera se dio cuenta de que se le habĆa salpicado el vestido. «”Pendeja! Ā”Me dejaste en ridĆculo! Ā”Yo! Ā”Te atreves!Ā»
«”Arielle! CÔlmate y-»
«”Nunca te agrade! Ā”Odiabas que lo tuviera todo! Y por eso tĆŗ… Āæte atreviste a mentirme todo este tiempo? Ā”Vinimos aquĆ juntas!Ā»
ĀæVinimos aquĆ juntas? Di un paso adelante y agarrĆ© los hombros de Arielle. La lluvia caĆa con mĆ”s fuerza ahora. Arielle me miró fijamente, no a la Princesa, sino a mĆ…
«¿TĆŗ…Ā» Tuve que apretar los dientes varias veces para armarme de valor y preguntar: «¿Me conoces?Ā»
Arielle me agarró por el cuello y me acercó a ella. Su rostro era un desastre, completamente empapado por la lluvia. Probablemente yo tenĆa el mismo aspecto.
«¿No me conoces?» Ella susurró.
***
Hace un mes…
«¿Un invitado?»
Alguien inesperado habĆa venido buscando a Arielle-Rochelle Ebona la joven y prometedora Vizcondesa. Ya tenĆa el pelo canoso, a pesar de tener sólo treinta y tantos aƱos, y parecĆa un poco erguida, pero el hecho de que hubiera venido a ver a Arielle ya tenĆa que significar que no era como parecĆa. ĀæPor quĆ© si no acudirĆa a ella con tanta urgencia en un momento como Ć©ste, a menos que estuviera tramando algo oscuro y tortuoso?
Las expectativas de Arielle resultaron ser exactamente correctas. Lo que Ebonto querĆa era derrotar a la Princesa y tener garantizado su propio poder una vez que Arielle tomara el trono. Arielle necesitaba apoyo, mientras que Ebonto necesitaba un miembro de la familia imperial que encontrara compatible, uno que pudiera convertirse en el próximo monarca.
Los dos instantĆ”neamente se llevaron bien como si fueran viejos amigos. Ebonto sabĆa lo cautelosa que era Arielle y no intentó entrometerse demasiado rĆ”pido. Arielle no era la Ćŗnica mujer llena de rabia y ambición, con inclinación por la crueldad y la destrucción. Hicieron un trato ese mismo dĆa. Ebonto poco a poco se puso a trabajar, buscando en secreto aristócratas que se pusieran del lado de la princesa Arielle. Muchos de ellos habĆan reaccionado con enojo o parecĆan preocupados, pero lo importante era que todavĆa habĆa algunos que habĆan aceptado cooperar.
El Emperador habĆa sucedido en el trono a una edad temprana, y varios nobles se estaban cansando de su reinado pacĆfico y comenzaban a anhelar un cambio. QuerĆan a alguien innovador y fresco que aportara sangre nueva. Sin embargo, el problema fue que incluso una vez sucedido el trono, su futuro no parecĆa muy diferente, suponiendo que la princesa Elvia, la Ćŗnica heredera imperial, asumiera el poder sin ningĆŗn conflicto.
La paz habĆa generado complacencia, que naturalmente dio paso a la infelicidad, y Ebonto sabĆa exactamente cómo usar eso. Presentó la situación como una apuesta tentadora: ĀætomarĆan el camino seguro y mantendrĆan el status quo actual? ĀæO aprovechar una sola oportunidad que podrĆa brindarles un poder sin precedentes que luego podrĆan disfrutar por el resto de sus dĆas?
«Para que eso suceda, no puede ocultarme ningún secreto, Su Alteza». Ahora, Ebonto necesitaba confirmar que la Princesa estaba completamente bajo su control.
«¿Que quieres saber?Ā» Arielle preguntó con una mueca de desprecio. «¿Es cierto… que estabas estrechamente afiliado a la casa del Duque Dominat?Ā»
Arielle parecĆa inusualmente ofendida frente a Ebonto, pero no se negó a responder. Ā«SĆ, eso es ciertoĀ».
Ā«Bien…Ā»
«Argen Dominat estÔ en este palacio ahora mismo».
Ebonto jadeó suavemente.
«¿Por qué? ¿Quieres probarlo también?» dijo Arielle.
Ā«Eso no suena mal, pero…Ā» Ebonto se dio cuenta de que Arielle estaba tan loca como la Princesa. «¿CuĆ”ndo planeas matarlo?Ā»
«No lo sé. Estoy pensando en usarlo para conseguir una recompensa».
«Esa no es una buena idea, Su Alteza.»
Cualquiera con poder se sentĆa tentado a ejercerlo, y sólo era cuestión de cuĆ”ndo cedieran a la tentación. Ebonto tambiĆ©n creĆa que uno debĆa ejercer todo el poder que pudiera durante su vida, que era correcto llegar hasta el final, pero habĆa que tener cuidado y paciencia para encontrar el momento adecuado.
«Entonces, ¿Qué quieres que haga?» preguntó Arielle.
Ā«DeberĆas deshacerte de Ć©l lo antes posible. Puede parecer un desperdicio, pero es la Ćŗnica opción. Hay muchos otros hombres por ahĆĀ».
Ā«Muchos otros hombres, dices…Ā»
Ante la sonrisa pensativa de Arielle, Ebonto se sintió obligado a ofrecer una explicación. «¿Quiénes cree que son los que se ofrecen a ponerse de su lado, alteza? Todos le guardan rencor a la Princesa Elvia».
«¿Entonces?»
«Fue la Princesa Elvia quien derribó con éxito la Casa de Dominat, y la fuga de Argen Dominat fue el único defecto en su logro».
Ebonto no creĆa que Arielle realmente quisiera mantener a Argen cerca, pero no podĆa estar muy segura. Ā«No podemos permitir que te vean limpiando el error de la Princesa Elvia, Āæverdad?Ā»
«Verdadero,» . Ariel estuvo de acuerdo. «¿Pero qué mÔs?»
«¿Indulto?»
«Pregúntame todo de una vez y deja de hacerme perder el tiempo.
Ebonto no tuvo que pensar por mucho tiempo.
Ā«En cuanto a Su Majestad… Era una pregunta que incluso a ella le resultaba difĆcil hacer y, como era de esperar, la mirada de Arielle se agudizó instantĆ”neamente. «¿CuĆ”l es su relación con Ć©l?Ā»
Por peligroso que fuera, Ebonto tenĆa que saberlo, y sabĆa que Arielle no la descartarĆa tan fĆ”cilmente. Finalmente, descubrió la verdad del peligroso secreto. Ebonto instó a Arielle a usar eso como arma. Pudo hacerlo porque ya sabĆa que Arielle habĆa envuelto al emperador alrededor de su dedo con ese mismo propósito.
«¿Emperatriz?Ā» Arielle dijo frĆamente. «¿Crees que estoy haciendo esto sólo para convertirme en Emperatriz?Ā»
Ā«Eso no es lo que quise decir, Su Alteza.Ā» Ebonto decidió hacer uso del obsesivo complejo de inferioridad de Arielle. Ā«La Princesa estarĆa por debajo de ti entonces. TendrĆ”s la ventaja. AdemĆ”s, piensa en la expresión de su rostro cuando eso suceda. Y no es posible que imagines eso como el objetivo final, Su Alteza, Āæverdad?Ā»
«¿Y que?»
Ā«Tienes que hacer creer a todos que estĆ”s comprometido con el tĆtulo de EmperatrizĀ».
«¿Cómo es eso?»
Ā«Su Majestad… El Emperador puede parecer descuidado, pero no lo harÔ».
Es muy fÔcil persuadir. Lo que quiero decir es que probablemente no te legarÔ simplemente el trono, a pesar de sus sentimientos por ti».
Arielle tambiĆ©n habĆa considerado esa posibilidad. Sin embargo…
«EstÔ demasiado preocupado por cómo serÔ recordado por las generaciones futuras. No se puede confiar en él».
«¿Qué tiene eso que ver con esto?» Arielle espetó. «¿Eso es lo que viniste a decirme? ¿Para convertirte en Emperatriz? Prefiero-»
Ebonto retrocedió un poco. Ā«DeberĆas ir y preguntarle a Su Majestad. Ver cómo responde. Podemos posponer nuestro trato hasta entonces. Si deseas verme otra vez, deja el cuerpo de Dominat en las alcantarillas que salen del palacio. Lo tomarĆ© como una seƱal para venir a visitarte.
Pasaron dos noches y Ebonto sonrió cuando fue convocada al palacio al amanecer, habiendo escuchado que el cadĆ”ver de Argen Dominat habĆa sido descubierto.
Ā«PodrĆas haberle hecho la pelota a la otra Princesa con todo su cerebro. ĀæPor quĆ© me elegiste a mĆ?Ā» Arielle tambiĆ©n necesitaba conocer el nivel de convicción de Ebonto. Necesitaba saber que Ebonto permanecerĆa obedientemente a su alcance.
«Encuentro a esa gente molesta», dijo simplemente Ebonto. «La gente que lo tiene todo».
Definitivamente esto era algo que tenĆa en comĆŗn con Arielle, y ambas entendieron que nadie mĆ”s podrĆa ser una mejor pareja. Sin embargo, Arielle se negó a revelar quĆ© respuesta le habĆa dado el Emperador esa noche. Sin embargo, eso fue suficiente para Ebonto. Todo lo que necesitaba era alguien del linaje imperial que compartiera su causa. Juntos idearon un plan. Y fue entonces cuando Arielle hizo una sugerencia.
«Usémoslo primero en la Emperatriz.
«¿Qué?»
«Ella ya estÔ prÔcticamente en su lecho de muerte y tenemos que probar si es un veneno confiable, ¿verdad?»
HabĆa dicho que no querĆa convertirse en emperatriz, pensó Ebonto. ĀæHabĆa cambiado de opinión?
Pero Ebonto no dejó que sus pensamientos se mostraran mientras Arielle continuaba: «Incluso si me atrapan, el Emperador me lo encubrirÔ».
Al ver a Arielle tan confiada, Ebonto decidió creer al menos esa parte. Simplemente no podĆa entender por quĆ© Arielle sonreĆa tanto. Era una sonrisa extremadamente inquietante y siniestra.
«¿Qué pasa, alteza?» ella incitó.
«Simplemente tuve una gran idea».
Arielle decidió matar a la Emperatriz y activar las notificaciones del sistema. Entonces esa mujer se pondrĆa furiosa y correrĆa directo hacia ella. Definitivamente caerĆa en la trampa que le estaba tendiendo Arielle.
Pasaron varios dĆas despuĆ©s de eso. Arielle miró por la ventana hacia el cielo tormentoso. Alguien afuera corrĆa hacia el palacio de Arielle, con la linterna agitando violentamente, para informarle de la desafortunada tragedia.
Finalmente, la Emperatriz estaba muerta.
”Ding!
Sin apenas prestar atención a la notificación, Arielle abrió el cajón. Cavó hasta el fondo y sacó lo que habĆa escondido en lo mĆ”s profundo de su interior: una daga muy bien afilada. Arielle lo guardó y comprobó la notificación por Ćŗltima vez.
Los jardines del palacio.
Ese serĆa un buen lugar.
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